Cuadros
Si bien no se conoce la procedencia exacta de ninguno de los cuadros ni la fecha de entrada en la parroquia, se supone por su estilo que podrían corresponder a finales del siglo XVII. Todos ellos estaban muy deteriorados antes de la restauración realizada por Dª. Asunción Bretones Bravo en el año 2008. Están todos sin firma.
En los archivos parroquiales, en un inventario manuscrito del año 1901, aparece una relación de cuadros, con muy poca precisión: un cuadro de la Virgen de 1 ó 2 metros x 1,44, dos de San Agustín, San Sebastián y San Ambrosio, muy deteriorados, un cuadro del Apóstol Santiago en el altar…). Por tanto es difícil precisar si se trata de alguno de los que vemos ahora, máxime teniendo en cuenta que la iglesia sufrió graves destrozos en la guerra de 1936.
Aunque existía en la villa un Convento de religiosos descalzos de la Orden de San Francisco (desde 1608 hasta la desamortización en 1642 y su exclaustración en 1850), reconvertido después en casa de huéspedes y de baños públicos, parece lo más probable que estas obras procedieran del convento de los Agustinos Recoletos, también en Villaviciosa de Odón.
Esta orden de agustinos , activa en Castilla desde mediados de siglo XVI (1589), después de haber sufrido durante la Guerra de la Independencia entre 1808 –1814, con conventos arrasados, crisis religiosa y persecución política, incluso siendo suprimidos en 1835 , consigue “tras una etapa de dolor y silencio”, su restauración en 1909. Además llegó a haber un Noviciado de estos frailes en nuestra localidad hasta 1927, y se pueden mencionar incluso dos personas de gran importancia espiritual, relacionadas con Villaviciosa: Deogracias Palacios, beato y el Padre Jenaro Fernández que tomó los hábitos en Villaviciosa en 1924 y que se halla ahora en proceso de beatificación.
En “Aproximación a la Historia de Villaviciosa de Odón” de Pedro Vaquero Rodríguez, Febrero 1994, se hace alusión a un cuadro “polémicamente atribuido” a Carreño, dato también sin contrastar, pero que podría tener cierta base teniendo en cuenta que este pintor realizó varias obras para ordenes religiosas, por las que tenía una especial devoción, pidiendo incluso ser enterrado en Madrid en el convento de los Franciscanos de San Gil, donde también su mujer fue enterrada después. Todos estos datos avalarían la posible procedencia de los cuadros.