San Agustín
Gran santo de la Iglesia, Agustín de Hipona nació en Tagaste (África), antigua ciudad de Numidia, hoy Argelia, en el año 354 y murió en el 430. Hijo de Santa Mónica, tras una vida bastante disipada, conforme a los usos de su ambiente, se produce en él una profunda conversión en el año 387 que le lleva a una vida de gran actividad cristiana, dedicándose con profundidad al estudio y la enseñanza teológica, siendo sus obras “Confesiones” y “La Ciudad de Dios” de gran influencia espiritual y filosófica. Se le puede considerar un iniciador del humanismo cristiano, de gran relevancia en la filosofía y la psicología. Si bien su intención había sido recluirse en un monasterio, su gran capacidad evangelizadora le obliga a una vida pública, llegando a ocupar la sede episcopal de Hipona hasta su muerte, que tiene lugar durante el asalto de los vándalos a dicha ciudad.
De acuerdo con su ideal monástico se crea en 1256 la Orden de San Agustín, vigente en la actualidad, que se extendió pronto por Europa y posteriormente por América.
Es esta una imagen de medio cuerpo, sentado ante una mesa, un poco ladeado, y revestido de pontifical, esto es con mitra y báculo. Representa una edad madura con una larga barba de color blanco que destaca frente a los tejidos damasquinados de su capa pluvial y las puntillas de los puños.
El fondo casi totalmente neutro y en color oscuro hace que la imagen se nos proyecte hacia delante, consiguiendo cierto movimiento. Es una figura bastante tradicional en el estilo de fines del XVII, muy al uso de las representaciones de santos y otras figuras de la Iglesia.
Se busca un gran naturalismo en el rostro si bien sus manos no responden a la edad que representa el personaje.